Mira que habré pasado cientos de veces por la puerta de este restaurante japonés en pleno centro de Madrid, el Hattori Hanzō, y ni idea del secreto que guardaba; una de los mejores sitios de toda la ciudad para disfrutar de la repostería nipona.
No es una pastelería al uso. Ni siquiera es una tienda. Se llama Panda y aprovecha que el restaurante no tiene actividad gastronómica por las tardes para transformarse de 5 a 8 de la tarde un espacio donde degustar tés orgánicos, frappés y dulces, sentados en una tarima japonesa con vajillas y detalles ad hoc. Algo parecido a lo que en Japón se llama Kissaten, teterías con toques tradicionales que reivindican los sabores auténticos de su país, aunque en los productos se hayan impuesto las técnicas y conceptos europeos.
El lugar es un balsamo de tranquilidad al lado de la agitadísima Gran Vía madrileña.
I think I have passed hundreds of times through the door of this Japanese restaurant in the center of Madrid, the Hattori Hanzō, and no idea of the secret that it kept; one of the best places in the city to enjoy Japanese pastries.
It is not a pastry shop, not even a store. Its called Panda and it opens when the restaurant has no gastronomic activity in the afternoon from 5 to 8 PM. A space where you can taste organic teas, frappés and sweets, sitting on a Japanese platform with crockery and ad hoc details. Something similar to what in Japan is called Kissaten, tea shops with traditional touches that call for the authentic flavors of its country, although the products have imposed the European techniques and concepts.
The place is a balm of tranquility next to the very busy Gran Vía.
Quienes no saben nada de la repostería japonesa, deben saber que la carta de Panda es prácticamente interminable, así que lo mejor es dejarse aconsejar y probar delicias tradicionales como los mochisrellenos de cremoso helado de frambuesa o mango; y los dorayakis, conocidos por ser el bollito preferido de Doraemon. Pero no todo es desconocido, porque en Panda también hay sitio para las reinterpretaciones japonesas de repostería occidental, como los macarons.
Aquí los rellenan de flores de sakura (flor de cerezo en salazón y lichis), kuro goma (ganache de sésamo negro y fruta de la pasión), y té matcha. Además de dulces, hay algún platillo salado, como los sandwiches al vapor bao buns, un éxito de la carta de Hattori Hanzo. Y para beber, decenas de variedades de tés para tomar calientes o fríos en versión frappé, matcha latte o limonadas, como la deliciosa y refrescante sakura de intenso sabor a frambuesa y agua de rosas.
Those who do not know anything about Japanese pastry, should know that Panda's menu is practically endless, so it is best to let yourself be advised and try traditional delicacies such as mochis filled with creamy raspberry or mango ice cream; and the Dorayakis, known to be Doraemon's favorite. But not everything is unknown, because at Panda there is also room for Japanese reinterpretations of western pastries, such as macarons.
Here they are filled with sakura flowers (salted cherry blossom and lychees), kuro gum (black sesame ganache and passion fruit), and matcha tea. In addition to sweets, there are savoury dishes, such as the steamed bao buns sandwiches, a hit of Hattori Hanzo's menu. And to drink, dozens of varieties of teas to take them hot or cold in frappé version, matcha latte or lemonade, such as the delicious and refreshing sakura with an intense raspberry and rose water flavor.
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