Es cierto que los emoticonos se han convertido en parte integrante de nuestro lenguaje digital, sobre todo con la proliferación de las redes sociales. ¿Quién no ha acompañado una imagen o un texto con una carita sonriente o un guiño cómplice?. Pero los emoticonos también se han convertido en el brazo ejecutor de la censura en las redes sociales, para bloquear todo contenido considerado “inapropiado”, generalmente según las directrices de Instagram. Así, nos encontramos diariamente, imágenes artísticas censuradas, utilizando emoticonos de gatitos o frutas para cubrir pezones o coños.
Por eso, la fotógrafa y artista londinense Stephanie Wilson, se ha lanzado a realizar su serie “Emoji” donde reimagina estas imágenes censuradas con emoticonos y utiliza objetos de la vida real. Así, en vez de un lindo gatito-emoji, Stephanie utiliza un gato de verdad o un par de huevos fritos para cubrir las “partes pudientes” objeto de censura. Sencillamente genial.
Steph Wilson is a new photographer I love. Based in Hackney, Steph combines fine art and photography with a feminist ideology interweaved throughout. Fried eggs over breasts, a snail crawling over nipple, her work also confronts self-censorship in a post-internet age. To make the ugly beautiful is a big part of what she does, whilst still retaining a sense of (sometimes sinister) humour (which is often lost in the fashion industry).
She also set up an art collective, Lemon People, which is a very good place to find the best up-and-coming artists based in London.
Y es que por fin una artista se ha atrevido a plasmar en imágenes lo que todos hemos querido decir alguna vez cuando utilizamos los emoriconos Emoji: sexo. La fotógrafa londinense Steph Wilson es una amante por igual de la provocación y el color que los utiliza sin temor en sus imagenes que fácilmente se pasean por la moda, la censura, el erotismo y el comentario social.
Aquí nos muestra con emoticonos reales ( huevos fritos, berenjenas, frutas y demás) la “sanitización” existente en la red social Instagram con respecto a la desnudez, que muchas veces debe estar oculta bajo los pequeños dibujos para no ser vetado en la plataforma. Con estas fotografías, la artista hace un peculiar comentario sobre cómo el progreso social realmente no está tan avanzado como pensamos, tapando las partes “pudorosas” de nuestro cuerpo.
She said on papers that she wanted to do a shoot that turned the emoji's use on it's head by embedding them (or their real-life representatives) physically into the original shoot, making a bit of a mockery of it all. She chosen the emoji's that seemed to be used as censorship methods the most frequently, such as the infamous aubergine.
This resulted in some weird juxtapositions, highlighting how detached from reality some people’s relationship with the naked human form is.
Wilson was also interested in whether emoji bring more erotic attention to what might otherwise be a non-sexualised image, and hopes the series will reach people who regularly see the emojified pictures in their feeds.
“I like to carry a political message in my shoots that I art direct myself,” she said, “I find the notion of reaching a non-fine-art audience - one that may not have otherwise come across a shoot of this nature - by infiltrating a fashion shoot kind of fun.”
Con una mezcla estética del porno de los años setenta, humor y emojis reales, Stephanie quiere mostrarnos su versión de lo que ella considera una violación de la expresión artística y nos hace recapacitar sobre si la censura no estará yendo demasiado lejos.
Yo creo que estareis de acuerdo con ella en que tapar con frutas y verduras cualquier parte de nuestro cuerpo que se considera erógenas es una nueva forma de censura que no conduce a nada sino a provocar aún más morbo si cabe.
I think you’ll agree that she did a mighty fine job. Emojis are everywhere. We'’ve come a long way from the first generation of a choice between smiley-face, winky-face, or tongue-out-face. Nowadays each facial expression, object, animal, plant and abstract concept has it’s place in the emoji cornucopia. They’ve become so common, in fact, that some brands are using them in place of black bars or blurred pixels to censor images for web.
The London-based photographer felt that artistic nudes were made to look absurd and so she set out to create a series of images that made this trend just as absurd.
Kommentare